miércoles, 15 de enero de 2014

VI.

Masao Yamamoto




I
estigmas ardiendo.
un lugar cualquiera en Cracovia donde poder tomar el té.
ya perdí de mi memoria cómo se veían sus rodillas, pero
algo me dice que olía a frutas.



II
la eternidad es quizás,
la cantidad de poemas que escribimos en nombre de.
la medimos en intensidad de palabras o,
en milímetros cuadrados de desesperanza.
los restos de amor que quedan pegados en las huellas dactilares
hablan del silencio,
como la canción que nos hace repetir un rostro,
como el olvido.



III
si ahora fuésemos invierno, podríamos tejer mantas para niños huérfanos,
cocinar el hambre el cubetas de teflón.
con el calor, en cambio
estamos demasiado expuestos a la caída,
a la búsqueda desesperada de algún credo,
a la desconfianza de una cama inevitable y ajena.



IV
si pudiésemos hablar
romperíamos en llanto lo que aun nos une porque
sabemos que el dolor
continúa en la permanencia de lo invisible,
en las migas de pan que no barrimos,
en las cartas del tarot que se desacomodan como si estuviesen hechas de viento.



V
si nos sentamos en el suelo, con los ojos cerrados
vamos a percibir que la luna de hoy sabe recordarnos
la ternura.
esa que escondimos tras tantas despedidas.



VI
quizás, haya que esperar al otoño, o
quizás
sólo detenernos a imaginar el mar.

es allí
donde todo termina.




5 comentarios:

David Mariné dijo...

eres una bestia.
joder Lila, qué preciosa y frágil eres.
una maravilla leerte.
gracias.

miss desastres dijo...

ya te lo he dicho pero hasta que me duela la boca y el alma: temblor, Lila, puro y puto temblor

grande

Ceci García Moyano dijo...

Qué placer tan grande leerte, me encanta haber encontrado tu blog.
Un abrazo!

Vivian dijo...

Ay Lilus, eres tan tú.
Mira qué lejos vas a ir a tomar el té, confieso que soy un poco bruta, fui a ver al amigo Google para preguntarle si Cracovia existía o era un país inventado producto al trauma aquel de la inundación hogareña, ya sabes.
Me encanta, de principio a fin, y ese olor a frutas en las rodillas.
Y ese final.
Y ese mar imaginario.
Y tú, y tu tarot (con gato negro) ;)
Bello, como siempre.
No imaginas lo que me divertí con la historia de la camiseta, eres un personaje (para bien) hasta te imaginaba en el instante justo que mutó en trapo de piso jaja.
No contesté porque ya se me terminaron las vacaciones, estoy viajando a otras ciudades por trabajo, acalorada como gallina a la parrilla.
Besos
Muacks

Lila Biscia dijo...

jajjajaa vivian! divina!
sos un encanto de mujer!
te quiero :)

muas