miércoles, 30 de diciembre de 2015

nada.


la primera vez que lloré en la calle
cruzaba la general paz con una bolsa papel madera
en la mano.
me la había dado él        un rato antes.

ese día nos habíamos encontrado de casualidad
en un ascensor.
mientras bajábamos, me dijo
tengo en el baúl todo lo tuyo.

caminamos por el estacionamiento
abrió el baúl. le dije: chocaste
me dio la bolsa
no son tantas cosas, dijo. las temporadas de lost, un par de libros.
por qué tenés esto en el baúl, pregunté
me chocaron, respondió.

en el colectivo recordé que una vez, un señor
me mojó con sus lágrimas que salieron casi flotando
a través de la ventanilla, no puedo acordarme la calle.

en general paz todo quemaba.
era verano y yo
con todo lo mío
empezábamos a desintegrarnos.


domingo, 13 de diciembre de 2015

pie

rené groeblin


soñé que no me entraban las piernas
en el avión
intenté acurrucarme
nunca
me pensé tan alta pero
ahora
sueño que mis piernas 
raspan el hule blanco, me agacho 
a ver dónde es
que termina mi cuerpo
cuánto
tendré que doblarlo
si quiero llegar,
tocar el suelo
hacer pie, recordarme
que fue lunes
el día que después del cine
viajamos
en colectivo y vos
apoyaste tu cabeza en mi hombro.





martes, 15 de septiembre de 2015

una, cualquier tarde.


M. Warren.





lo que guardamos, la palabra 
nuestro
el momento,
un saquito de té que dejamos
permanezca 
en el agua
                           destiñe
como claridad en desalojo. 






martes, 19 de mayo de 2015

ser

Francesca Woodman


un día me di cuenta que él era feliz
sin  mí


-como las tortugas-


como si alguna vez fuésemos a entender algo
de las tortugas, o


como si cualquiera de nosotros
pudiese llegar a ser
feliz,
alguna vez.



jueves, 7 de mayo de 2015

frío.



él está pasando la semana en Varsovia,
me dice
que lo amaron en la conferencia y el frío
no es tanto como pensaba, que qué tal
mi frío, entonces lloro.
escucho mi llanto en el delay del teléfono.
me dice que le gustaría que pudiese estar ahí                                          
con él
que me llevaría “al lugar donde están las cosas de los judíos,
vos que tenés el judaísmo en tus caderas.”
me río. le digo que es un nazi.
se ríe. me dice que para mí todos son nazis.
le digo que sí.
cortamos.
me meto en la cama.
dejo que la gata se duerma entre la frazada y el acolchado.
me olvidé de preguntarle si en Varsovia es primavera y si ahí los astros
estarían de nuestro lado.
no sé si es tarde, pero estoy cansada.
es demasiado pesada la nieve que llevo acumulada
sobre las pestañas


sábado, 28 de marzo de 2015

XIII








enchastra

bajo el muro

                     todo el temblor agónico

                    después

de haber perdido








miércoles, 11 de febrero de 2015

digna

Andrey Izosimov



voy a barrer el piso en una iglesia evangelista
a rasgarme la ropa con las manos y
avanzar gateando hasta los pies de cristo


detrás de mí
dejaré un reguero de sangre
de mi sangre
sucia
y abriendo mis brazos
mirando la estatua de ese hombre
gritaré:
estos brazos están hechos para astillarse, vení
abrí mis venas
                       con las espinas que decoran tu cabeza


los niños cantores se mancharán la suela de los zapatos
y con sus pasitos hacia ningún lugar trazarán
el camino
de la falsa piedad.


que la bañen en sal
exigirán los feligreses
que la limpien de la peste que la persigue


pero yo
aún de rodillas
los miraré con feroz desprecio
y repetiré:
 nadie se atreva a quitar de mí
 los pecados que gané
 con mis propios mérito.



domingo, 25 de enero de 2015

voz

fotograma: el amante.


deduzco algo de suavidad en la palabra lejanía.
una intervención del tiempo más que de la distancia,
algo semejante a las olas que produce el río.

por razones contrarias a su significado, la lejanía reposa en la boca de quien la pronuncia.
como la palabra viento,
o como leer en voz alta
la tristeza.




domingo, 11 de enero de 2015

casa

hoy me llamo ana. cuento que limpio la cocina. que todo el tiempo estoy limpiando la cocina porque nunca termino de hacerlo.
al igual que que yo, ana no pone cortinas en su casa porque a pesar de tener la necesidad desesperada de echar raíces en algún lugar, siempre está queriendo irse.
colocar cortinas no es elegir una tela que combine, ni tomar las medidas para mandar a confeccionarlas. implica sentir que finalmente vamos a quedarnos: que el lugar es acá. nos da miedo sentir un      acá.
ana vuelve a la cocina y limpia las paredes hasta donde le da la altura. nunca va a poder verla impecable entonces,        
descansa. lee un poema de García Casado que dice “mi vida sin ti es un asco”.
ana parafrasea “mi casa sin ti es un asco”, y extranjeriza su lenguaje únicamente para traducir su cotidianeidad: ayer dejé las bragas húmedas en el fregadero. la lámpara de la sala se ha caído aunque no del todo: se balancea con el viento y está sostenida sólo por la cinta adhesiva que ha colocado el encargado meses atrás. aún no logro desempacar la maleta y mi mesa de noche está repleta de tazas vacías con restos de café con leche: mi casa es un asco      sin ti.
las dos miramos a la gata que está recostada sobre una bolsa que apareció en el suelo del living. desde acá podemos ver su herida. ella vive su herida sin tener expectativas del desenlace: en estos días un veterinario la diagnosticará y luego dictaminará el tratamiento indicado. en un mes a más tardar, la veremos sobre lo que encuentre tirado en el piso            
curada.
ana me pregunta si yo sé cuál es nuestra herida             y no, la verdad que no.
ana se echa en el sillón a llorar desconsolada.
yo no me acerco. no sabría qué decirle y hace demasiado calor como para calmarnos.
la dejo
me voy a la cama. veo que la mesa de luz está llena de tazas con restos de café con leche que acumulé a lo largo de la semana. mi casa está hecha un verdadero asco.
agarro el libro de García Casado. leo: estar en las afueras/ también es estar dentro.